Inicialmente el propósito de la Fundación Otonga era esencialmente la conservación de la naturaleza. ¡Qué lindo proteger al bosque existente y reforestar las áreas degradadas! Pronto el sueño se chocó con la realidad: campesinos con sus familias talando bosques para procurarse el pan de cada día y familias numerosas preocupadas por el porvenir de sus hijos. ¿Cómo combinar la conservación de los bosques con el desarrollo de los pueblos aledaños? La respuesta lógica es: involucrar a la población a través de la educación de sus hijos para que tenga alternativas con más preparación académica. Nació así el programa de becas escolares y la entrega de las mochilas con el logo de Otonga. Hoy en día recorriendo el valle del Toachi es común encontrar cientos de niños que acuden a los planteles escolares con una mochilita con los colores de la bandera del Ecuador. Los niños a través de los estudios, serán la sociedad del mañana y los mejores defensores de nuestros bosques.
Los beneficiados de las becas en el transcurso de los años han sido alrededor de un millar de niños de los pueblos lindantes de los bosques de la Fundación Otonga como: La Unión del Toachi, Santa Rosa, Naranjito, Las Damas, Galápagos, San Francisco de las Pampas, Piedra Colorada, Sarapullo, Maltón, Los Dos Ríos. La Fundación Otonga provee a cada niño útiles escolares y se compromete a sustentar los estudios de la niñez con la finalidad de educar para conservar la naturaleza. En la selección de los candidatos para las becas se da la preferencia al género femenino puesto que las mujeres son el pilar de la sociedad y serán las futuras cabezas de familia. Los jóvenes que reciben ayuda envían regularmente a sus benefactores cartas de agradecimiento, fotos y documentación que certifica el progreso en los estudios. En el caso que los candidatos se retiren de los estudios, se enviará una comunicación al benefactor invitándolo a suspender la ayuda.
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